Proyecto de participación ciudadana en el barrio de Arenales (Las Palmas de Gran Canaria) en el que vecinos y vecinas que quieren manifestar su apoyo a las mujeres prostituidas colocan en sus ventanas y terrazas ojos que miran a los lugares donde se prostituye a las mujeres, para manifestar que no están solas, que no miran hacia otro lado y les brindan su apoyo.
Lo primero que hay que hacer para poder solucionar un problema es mirarlo de frente. La reacción más común en los barrios donde hay mujeres prostituidas es intentar derivar la prostitución a otro lugar, porque existe una visión muy superficial del problema basada en estereotipos y al final se opta por ignorarlo.
Tan solo mirando y entendiendo cuál es la verdadera causa de que esas mujeres estén ahí se puede hacer algo por mejorar su situación y por lo tanto la de todo el vecindario.
No solo se mira a las mujeres prostituidas, también a los hombres que las prostituyen quienes se creen impunes porque son invisibles. Para que esas mujeres dejen de ser tratadas como trozos de carne y sean consideradas humanas deben ser miradas y vistas por la sociedad. Por una parte, la ciudadanía ve, por otra ellas no se sienten invisibles ni olvidadas.